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  • No es necesario que un predicador exprese todos sus pensamientos en un sermón. Un predicador debe tener tres principios: primero, hacer un buen comienzo, y no gastar tiempo con muchas palabras antes de llegar al punto; segundo, decir lo que pertenece al tema principal, y evitar pensamientos extraños y ajenos; tercero, detenerse en el momento apropiado.

    Martin Luther (1885). “Luther's Table-talk”