-
Dios hizo el sol y la luna para distinguir las estaciones, y el día y la noche; y no podemos tener los frutos de la tierra sino en sus estaciones. Pero Dios no ha hecho decretos para distinguir las estaciones de sus misericordias. En el Paraíso los frutos estaban maduros al primer minuto, y en el cielo siempre es otoño. Sus misericordias están siempre en su madurez.