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  • ¿Por qué Dios me hizo un paria y un extraño en mi propia casa? Las sombras de la prisión nos rodeaban a todos: paredes estrechas y obstinadas para los más blancos, pero implacablemente estrechas, altas e inescalables para los hijos de la noche, que debían avanzar sombríamente con resignación, o golpear inútilmente la piedra con las palmas de las manos, o mirar con firmeza, casi sin esperanza, el rayo azul de lo alto.

    "The Souls of Black Folk".