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  • Si no viera que el Señor vigila la nave, hace tiempo que habría abandonado el timón. ¡Pero lo veo! - en medio de la tempestad, reforzando los aparejos, manejando las vergas, desplegando las velas; más aún, ¡dirigiendo los mismos vientos! ¿No sería yo un cobarde si abandonara mi puesto? Dejadle gobernar, dejadle avanzar, dejadle acelerar o retrasar; ¡nada temeremos!