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  • Se necesita muy poca fuerza para controlar a un hombre cuya mente ha sido engañada; por el contrario, ninguna cantidad de fuerza puede controlar a un hombre libre, un hombre cuya mente es libre. No, ni el potro de tortura, ni las bombas de fisión, ni nada: no se puede conquistar a un hombre libre; lo más que se puede hacer es matarlo.

    Robert A. Heinlein (2007). “Glory Road”, p.318, Macmillan