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Las grandes batallas, las que deciden nuestro destino y el de las generaciones que aún no han nacido, no se libran en tribunas públicas, sino en las horas solitarias de la noche y en momentos de agonía.
Las grandes batallas, las que deciden nuestro destino y el de las generaciones que aún no han nacido, no se libran en tribunas públicas, sino en las horas solitarias de la noche y en momentos de agonía.