El poder de la tranquilidad es grande. Genera los mismos sentimientos en todo lo que uno encuentra. Vibra con el ritmo cósmico de la unidad. Está en todas partes, a disposición de cualquiera en cualquier momento. Somos nosotros, la fuerza interior que nos hace estables, confiados y amorosos. Es la contemplación contemplando. La paz es dejar ir, volver al silencio que no puede entrar en el reino de las palabras porque es demasiado puro para ser contenido en palabras. Por eso el árbol, la piedra, el río y la montaña están en silencio.