La compasión y el amor constituyen la no violencia en acción. Son la fuente de todas las cualidades espirituales: el perdón, la tolerancia, todas las virtudes. Dan sentido a nuestras actividades y las hacen constructivas. Ser rico o muy culto no tiene nada de asombroso; sólo cuando el individuo tiene un corazón cálido estos atributos cobran valor.