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  • Para nosotros, nuestra casa no era una materia insensible: tenía un corazón y un alma, y ojos para vernos; y aprobaciones y solicitudes y profundas simpatías; era de nosotros, y nosotros estábamos en su confianza, y vivíamos en su gracia y en la paz de su bendición.

    Mark Twain (2004). “The Letters of Mark Twain”, p.251, 1st World Publishing