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  • La suciedad es la suciedad, y todos la tenemos, vengamos de donde vengamos. No estoy seguro de que Cristo considere que una clase de suciedad sea más sucia que otra. Una cosa es segura: Su sangre es capaz de blanquear cualquier mancha dejada por cualquier tipo de suciedad.

    Beth Moore (2014). “Portraits of Devotion”, p.207, B&H Publishing Group