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La verdadera humildad es obediencia absoluta y dependencia de Dios. Le pone a Él en primer lugar, a los demás en segundo y a nosotros en tercero en todas las cosas.
La verdadera humildad es obediencia absoluta y dependencia de Dios. Le pone a Él en primer lugar, a los demás en segundo y a nosotros en tercero en todas las cosas.