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Jesús no esperó a que mejoráramos para morir por nosotros. Murió cuando estábamos en nuestro estado menos amoroso. La persona que no merece amor en realidad necesita más amor, no menos. Si conoces a alguien que no merece amor, ¡es estupendo! Ahora tienes la oportunidad de emular a Cristo, porque la esencia de Su amor es incondicional.