Los propósitos del Todopoderoso son perfectos y deben prevalecer, aunque nosotros, mortales errantes, no podamos percibirlos con exactitud por adelantado. Mucho antes esperábamos una feliz terminación de esta terrible guerra; pero Dios sabe más y ha decidido otra cosa. Reconoceremos aún su sabiduría y nuestro error. Mientras tanto, debemos trabajar seriamente con las mejores luces que Él nos da, confiando en que así trabajar aún conduce a los grandes fines que Él ordena. Seguramente Él tiene la intención de que algún gran bien siga a esta poderosa convulsión, que ningún mortal podría hacer, y ningún mortal podría detener.