Autores:
  • Durante un tiempo, en mi adolescencia, estaba seguro de que lo tenía. Se trataba de llegar al cielo. Si el cielo existía y duraba para siempre, entonces una mera vida dedicada a seguir escrupulosamente las órdenes era una pequeña inversión para una recompensa infinita. Un día, sin embargo, me di cuenta de que ya no era creyente, y al darme cuenta de eso, ya no podía volver atrás.

    Alan Alda (2009). “Things I Overheard While Talking To Myself”, p.9, Random House