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  • Cuando sentimos que somos impotentes, lo que más desea nuestro ego es cambiar las cosas de nuestro mundo. Cuando nos damos cuenta de que tenemos el poder de cambiar nuestra realidad, la madurez que viene con esa comprensión nos cambia, y nos encontramos en la aceptación de lo que es con menos deseo de sentir nuestra necesidad de cambiar el mundo que nos rodea.