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  • Un delincuente es un delincuente, y hay algo saludable en su franqueza al respecto. Pero cualquier tipo que pretenda hacer cumplir la ley y robe amparándose en su autoridad es una gran víbora. El peor tipo de estos gamberros es el gran político. Sólo se le puede sacar un poco de tiempo porque pasa tanto tiempo disimulando que nadie sabrá que es un ladrón. Un delincuente trabajador quiere y puede conseguir esos pájaros por docenas, pero en el fondo de su corazón no quiere depender de ellos, odia verlos.