-
Un hombre intelectual, sin corazón, nunca llega a ser un hombre inspirado. Es siempre el corazón el que habla en el hombre de amor; descubre un instrumento mayor que el que puede darle el intelecto, el instrumento de la inspiración.
Un hombre intelectual, sin corazón, nunca llega a ser un hombre inspirado. Es siempre el corazón el que habla en el hombre de amor; descubre un instrumento mayor que el que puede darle el intelecto, el instrumento de la inspiración.