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  • Entonces, un día me di cuenta de que se había creado una imagen falsa de los campos alemanes y de que el problema de los campos de concentración era universal, no sólo uno que podía eliminarse situándolo en el umbral de los nacionalsocialistas. Los deportados -muchos de los cuales eran comunistas- habían sido en gran medida responsables de llevar el pensamiento político internacional a una conclusión tan errónea. De repente sentí que al permanecer en silencio era cómplice de una influencia peligrosa.