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Queremos que todos los hombres sepan que no culpamos a todos los señores, ni a todos los que están cerca de la persona del rey, ni a todos los caballeros, ni a todos los hombres de leyes, ni a todos los obispos, ni a todos los sacerdotes, sino a todos aquellos que puedan ser hallados culpables por una investigación justa y verdadera y por la ley.