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  • Elegí un enorme emblema del Cuerpo de Marines para tatuármelo en el pecho. Requirió varias sesiones y me dolió muchísimo, pero el producto final mereció la pena. Salí triunfante, un marine de la garganta a la cintura. El emblema sigue conmigo. Nada en la tierra me lo quitará, salvo el despellejamiento.