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  • A veces nos aclaramos y calmamos sanamente, como nunca antes en nuestra vida, no por un opiáceo, sino por alguna obediencia inconsciente a las leyes que todo lo justifican, de modo que nos volvemos como un lago tranquilo del más puro cristal y sin esfuerzo se nos revelan nuestras profundidades. . . .

    Henry David Thoreau, Odell Shepard (1961). “The Heart of Thoreau's Journals”, p.44, Courier Corporation