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  • Evidentemente, el arte supera a la vida en la edición. La vida adolece de una drástica falta de edición. Se detiene demasiado rápido o se alarga demasiado. Peor aún, su ritmo es errático. Algunos capítulos no pasan de unas pocas frases, mientras que otros se alargan hasta convertirse en volúmenes. La vida, con todo su talento, tiene poco sentido de la estructura. Crea texturas asombrosas, pero tampoco se puede contar con ella para comienzos ágiles o buenos finales. De hecho, en muchos casos no hay final.

    Larry McMurtry (2010). “Film Flam: Essays on Hollywood”, p.98, Simon and Schuster