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  • Los placeres del pecado existen. No podemos negarlos. Pero tampoco nos atrevemos a negar lo que sigue a su estela: un apetito voraz, inflamado de erotismo, que exige más indulgencia y más a menudo hasta que una espiral degenerativa captura el alma y nos arrastra en un descenso sin fin hacia pautas más profundas de inmoralidad y comportamiento ilícito... La lujuria va más allá de lo sexual. La lujuria puede manifestarse de diversas formas: codicia, gula, embriaguez, ansia de poder o ambición desmedida, por citar algunas...