Autores:
  • Si un amigo mío diera un banquete y no me invitara a él, no me importaría lo más mínimo; pero si un amigo mío tuviera una pena y se negara a permitirme compartirla, lo sentiría con la mayor amargura. Si me cerrara las puertas de la casa del luto, retrocedería una y otra vez y rogaría que me admitiera para poder compartir lo que me correspondiera. Si me consideraba indigno, incapaz de llorar con él, lo sentiría como la más conmovedora humillación.