Autores:
  • Aunque un sistema deje de existir en el sentido jurídico o como estructura de poder, sus valores (o antivalores), su filosofía, sus enseñanzas permanecen en nosotros. Rigen nuestro pensamiento, nuestra conducta, nuestra actitud hacia los demás. La situación es una paradoja demoníaca: hemos derribado el sistema pero seguimos siendo portadores de sus genes.