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  • Mi viaje en barco de vapor a Albany y vuelta ha resultado bastante más favorable de lo que había calculado. La distancia de New York a Albany es de ciento cincuenta millas; la subí en treinta y dos horas y la bajé en treinta. He tenido una ligera brisa en contra durante todo el trayecto, tanto de ida como de vuelta, y el viaje se ha realizado enteramente con la fuerza de la máquina de vapor. Adelanté a muchas balandras y goletas que navegaban a barlovento y me separé de ellas como si estuvieran ancladas. El poder de propulsión de los barcos a vapor está ahora plenamente demostrado.