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  • Se trata de alcanzar ese momento de puro éxtasis en el que un dibujo simplemente sucede. En el que cada movimiento que haces con la mano y cada pensamiento que tienes en la cabeza crecen delante de ti sin errores; sin borrar, empezar de nuevo y frustrarte. Es como estar en trance -es un fluido- y casi no recuerdas haber hecho el dibujo. Dibujar es un escape de todas las cosas innecesarias de la vida que te impiden ser libre.