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Es natural que el hombre se deje llevar por las ilusiones de la esperanza. Somos propensos a cerrar los ojos ante una verdad dolorosa, y a escuchar el canto de esa sirena hasta que nos transforma en bestias... Por mi parte, cueste lo que cueste la angustia de espíritu, estoy dispuesto a conocer toda la verdad, a saber lo peor, y a preverlo.