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  • Sabemos que estamos siguiendo nuestra vocación cuando nuestra alma se libera de la preocupación por sí misma y es capaz de buscar a Dios e incluso de encontrarlo, aunque parezca que no lo encuentra. La gratitud, la confianza y la liberación de nosotros mismos son signos de que hemos encontrado nuestra vocación y de que estamos a la altura de ella, aunque todo lo demás parezca ir mal. Nos dan paz en cualquier sufrimiento. Nos enseñan a reírnos de la desesperación. Y puede que tengamos que hacerlo.

    Thomas Merton (2005). “No Man is an Island”, p.147, Shambhala Publications