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  • La satisfacción de la curiosidad más bien nos libera del desasosiego que nos confiere placer; nos duele más la ignorancia que nos deleita la instrucción. La curiosidad es la sed del alma; nos inflama y atormenta, y nos hace saborear con alegría cualquier cosa, por insípida que sea, mediante la cual pueda saciarse.

    Samuel Johnson, Arthur Murphy (1836). "Las obras de Samuel Johnson, LL. D.: with an essay on his life and genius", p.163