Autores:
  • Y de repente, todos mis pecados se presentaron ante mí. Todo lo que había hecho mal y que había olvidado hacía años vino a mi mente. Y recé, Señor, perdóname, que la sangre de Jesucristo me limpie de todos mis pecados... no por mis buenas obras o por todas las cosas que he intentado hacer, sino porque el Señor me había perdonado.