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  • Llegamos al Nuevo Testamento, donde de nuevo se reúne una hueste de verbos imperativos en apoyo de esa miserable esclavitud del libre albedrío, y se recurre a la ayuda de la Razón carnal con sus inferencias y símiles, igual que en un cuadro o en un sueño se podría ver al Rey de las moscas con sus lanzas de paja y escudos de heno dispuesto contra un ejército real y regular de aguerridas tropas humanas. Así es como los sueños humanos de Diatriba entran en guerra con los batallones de palabras divinas.