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  • Os lo ruego, vosotras que podríais y deberíais estar dando a luz y criando una familia: Esposas, volved a casa de la máquina de escribir, de la lavandería, de la enfermería, volved a casa de la fábrica, del café. Ninguna carrera se acerca en importancia a la de esposa, ama de casa, madre: cocinar comidas, lavar platos, hacer camas para su precioso esposo e hijos. Volved a casa, esposas, con vuestros maridos. Hagan del hogar un paraíso para ellos. Venid a casa, esposas, con vuestros hijos, nacidos y por nacer. Envolveos en el manto maternal y, sin avergonzaros, ayudad en gran parte a crear los cuerpos para las almas inmortales que ansiosamente esperan.