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  • Volar para las compañías aéreas no se supone que sea una aventura. Desde el despegue hasta el aterrizaje, los pilotos automáticos manejan los mandos. Es una rutina. Tanto en un Boeing como en un Airbus. Y lo hacen mejor que cualquier piloto. Aquí no se supone que seas el héroe de ojos azules. Tu trabajo es tomar decisiones, mantenerte despierto y saber qué botones pulsar y cuándo. Tu trabajo es gestionar los sistemas.