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  • Dejarles participar en los más altos cargos es correr un riesgo; inevitablemente, sus injustos criterios les harán cometer injusticias, y su falta de juicio les llevará al error. Por otra parte, es arriesgado no darles parte y no permitirles participar, porque cuando hay muchos que no tienen propiedades ni honores, inevitablemente constituyen un enorme elemento hostil en el Estado. Pero aún así se les puede permitir participar en las deliberaciones y en los juicios.