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Pido a todos los editores, redactores y periodistas de la nación que reexaminen sus propias normas y reconozcan la naturaleza del peligro que corre nuestro país. En tiempos de guerra, el gobierno y la prensa se han unido habitualmente en un esfuerzo basado en gran medida en la autodisciplina, para evitar revelaciones no autorizadas al enemigo. En tiempos de "peligro claro y presente", los tribunales han sostenido que incluso los derechos privilegiados de la Primera Enmienda deben ceder ante la necesidad pública de seguridad nacional.