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  • El silencio y la quietud no son estados y, por lo tanto, no pueden producirse ni crearse. El silencio es el no-estado en el que surgen y desaparecen todos los estados. El silencio, la quietud y la conciencia no son estados y nunca pueden ser percibidos en su totalidad como objetos. El silencio es en sí mismo el testigo eterno sin forma ni atributos. A medida que descansas más profundamente como testigo, todos los objetos adquieren su funcionalidad natural, y la consciencia se libera de las contracciones e identificaciones compulsivas de la mente. Vuelve a su no-estado natural de Presencia.