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En particular, puedo mencionar al poeta Sófocles, a quien una vez le preguntaron en mi presencia: "¿Qué sientes por el amor, Sófocles? ¿Eres todavía capaz de sentirlo?" A lo que él respondió: "¡Silencio! si te place: para mi gran placer he escapado de él, y me siento como si hubiera escapado de un amo frenético y salvaje". Pensé entonces, como pienso ahora, que hablaba con sabiduría. Porque, sin duda, la vejez nos trae un profundo reposo y nos libera de ésta y otras pasiones.