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Elizabeth Taylor es una mujer prefeminista. Esta es la fuente de su continua grandeza y relevancia. Ella ejerce el poder sexual que el feminismo no puede explicar y que ha intentado destruir. A través de estrellas como Taylor, percibimos el impacto perturbador en el mundo de mujeres legendarias como Dalila, Salomé y Helena de Troya. El feminismo ha intentado descartar a la mujer fatal como un libelo misógino, un cliché anticuado. Pero la femme fatale expresa el antiguo y eterno control de las mujeres sobre el ámbito sexual. El espectro de la femme fatale acecha todas las relaciones de los hombres con las mujeres.