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  • Cuando prevalece el orden perfecto, el mundo es como un hogar compartido por todos. Los líderes son capaces y virtuosos. Todos aman y respetan a sus propios padres e hijos, así como a los padres e hijos de los demás. Los ancianos son atendidos, los adultos tienen trabajo, los niños son alimentados y educados. Hay medios de apoyo para todos los discapacitados o los que se encuentran solos en el mundo. Todos tienen un papel adecuado que desempeñar en la familia y la sociedad. La devoción al deber público no deja lugar a la ociosidad. La maquinación para obtener un beneficio ilícito es desconocida. Compartir desplaza al egoísmo y al materialismo.