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  • El concepto más ridículo jamás perpetrado por el Homo Sapiens es que el Señor Dios de la Creación, Formador y Gobernante de los Universos, quiere la adoración sacarina de sus creaciones, que puede ser persuadido por sus oraciones, y se vuelve petulante si no recibe esta adulación. Sin embargo, esta ridícula noción, sin una sola prueba que la respalde, ha fundado una de las industrias más antiguas, más grandes y menos productivas de la historia.