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Porque tal será nuestra ruina si vosotros, en la inmensidad de vuestras abstracciones públicas, olvidáis la figura privada, o si nosotros, en la intensidad de nuestras emociones privadas, olvidamos el mundo público. Ambas casas se arruinarán, la pública y la privada, la material y la espiritual, pues están inseparablemente conectadas.