Autores:
  • Hacemos daño a la gente por estar demasiado ocupados. Demasiado ocupados para darnos cuenta de sus necesidades. Demasiado ocupados para dejar caer esa nota de consuelo o aliento o seguridad de amor. Demasiado ocupados para escuchar cuando alguien necesita hablar. Demasiado ocupados para preocuparnos.

    Billy Graham (2004). “The Enduring Classics of Billy Graham”, Thomas Nelson Publishers