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Estaba de bruces. Oí la cuenta del uno al diez. Me decía a mí mismo que tenía que levantarme, pero no podía moverme. No podía moverme. Era la sensación más extraña.
Estaba de bruces. Oí la cuenta del uno al diez. Me decía a mí mismo que tenía que levantarme, pero no podía moverme. No podía moverme. Era la sensación más extraña.