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La persona atraída por la danza como profesión es notoriamente poco intelectual. Piensa con los músculos, le encanta expresarse con el cuerpo, no con palabras; el análisis le resulta doloroso y aburrido; y es una criatura de ebullición física.
La persona atraída por la danza como profesión es notoriamente poco intelectual. Piensa con los músculos, le encanta expresarse con el cuerpo, no con palabras; el análisis le resulta doloroso y aburrido; y es una criatura de ebullición física.