El Tao está más allá de las palabras y de la comprensión. Se puede hablar de él con palabras, pero éstas no pueden contenerlo. Tao existía antes que las palabras y los nombres, antes que el cielo y la tierra, antes que las diez mil cosas. Es el padre y la madre ilimitados de todas las cosas limitadas. Por eso, para ver más allá de los límites hasta el corazón sutil de las cosas, prescinde de nombres, de conceptos, de expectativas y ambiciones y diferencias. El Tao y sus múltiples manifestaciones surgen de la misma fuente: la maravilla sutil dentro de la oscuridad misteriosa. Este es el principio de toda comprensión.