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  • La moraleja es ésta: Si tienes algún valor, quédate en casa y ábrete camino con fiel diligencia; pero si no tienes ningún valor, vete de casa, y entonces tendrás que trabajar, quieras o no. Así te conviertes en una bendición para tus amigos al dejar de ser una molestia para ellos, si la gente entre la que te mueves sufre por la operación.

    Mark Twain (1872). “Roughing It”, p.570, Buccaneer Books