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  • Si la música en general es una imitación de la historia, la ópera en particular es una imitación de la voluntad humana; tiene sus raíces en el hecho de que no sólo tenemos sentimientos, sino que insistimos en tenerlos cueste lo que cueste. La cualidad común a todos los grandes papeles operísticos, como Don Giovanni, Norma, Lucia, Tristán, Isolda o Brunilda, es que cada uno de ellos es un estado de ser apasionado y voluntarioso. En la vida real todos ellos serían aburridos, incluso Don Giovanni.