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Durante los años de Obama, los republicanos han puesto trabas sin precedentes a los nombramientos en el gabinete y en puestos inferiores. También diría que su guerra contra los nombramientos judiciales ha ido mucho más allá que antes. Si el presidente nombrara a Dios para el Tribunal de Apelaciones de Washington, Mitch McConnell amenazaría con un obstruccionismo.