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Aprendí de mi analfabeta pero sabia madre que todos los derechos que se merecen y se conservan provienen del deber bien cumplido. Así, el derecho mismo a vivir sólo nos corresponde cuando cumplimos con el deber de ser ciudadanos del mundo. A partir de esta afirmación fundamental, tal vez sea bastante fácil definir los deberes del hombre y de la mujer y correlacionar cada derecho con un deber correspondiente que debe cumplirse primero. Cualquier otro derecho puede demostrarse que es una usurpación por la que apenas merece la pena luchar.